22 Oct 2024
AS (Aragón)
LA CUARTA PROMOCIÓN
“Mi hermano Drazen fichó por el Real Madrid y me masacró”

Drazen Petrovic quizá sea el jugador más carismático de la historia de la canasta europea Repasamos su fantástica trayectoria con su hermano Aleksandar

“Te destrozaba de muchas maneras, jamás en mi vida me sentí tan frustrado, me puse en la piel de Iturriaga, Del Corral...”

En unos años la discusión sobre quién es el mejor jugador europeo de la historia se centrará en Doncic y Jokic, estoy convencido, pero la huella de Drazen Petrovic (19641993) va más allá de eso, su legado es otra cosa, la de un jugador que rompió las barreras de la NBA a finales de los 80 y principios de los 90 y allanó el camino a los europeos del futuro”, nos cuenta desde Zagreb el hermano de Drazen, Aleksandar Petrovic, cinco años mayor, con el que repasamos algunos momentos de la carrera de la estrella croata, muchos de ellos vinculados a un baloncesto español que este jueves lo acogerá en su Hall of Fame. Primero, recuerden, se erigió en el gran azote del Real Madrid y, después, se convirtió en un fichaje de campanillas del club blanco que se cerró con dos años de antelación. Petrovic completó, antes de dar el salto a la NBA, una temporada imborrable en la ACB, la 88-89, en la que batió el récord de puntos con 62 de una final continental (frente al Snaidero Caserta en la Recopa). La Liga de Petrovic, eso sí, la ganó el Barça con una notable polémica arbitral.Aleksandar Petrovic.

El Genio de Sibenik, la ciudad que lo vio nacer hoy hace justamente 60 años, fue un jugador tan determinante como único. E incluso algo más: para muchos, el más carismático de siempre, lo que comparte su hermano con una mirada a los viejos y, en su caso, fabulosos tiempos: “Sus cuatro años en la Cibona son los mejores momentos de la historia de una ciudad entera. Entre 1984 y 1988 se vivió el baloncesto en Zagreb de una manera impresionante, en esas cuatro temporadas las entradas estaban agotadas en cada partido, siempre, daba igual el rival, y el espectáculo era continuo. Todo el mundo quería ver a Drazen”.

Una carrera meteórica que se truncó de cuajó el 7 de junio de 1993 por un accidente de tráfico en una autopista alemana cuando Croacia preparaba el Europeo. Había promediado 22,3 puntos en los Nets (45% en triples) y formado parte del tercer quinteto de la NBA.

Drazen Petrovic comenzó su andadura en la fortísima Liga yugoslava en el Sibenka con solo 15 años, a finales de 1979, cuando su hermano Aza, el gran motivo de su pasión por el baloncesto, ya jugaba en la Cibona. Se unió a él en 1984. Le esperaba un estreno triunfal en la Copa de Europa, donde encadenaría dos títulos en 1985 y 86. Así lo rememora Aza Petrovic: “Drazen y yo coincidimos por primera vez entonces y tuvimos un enorme impacto. Ese año jugamos tres veces contra el Real Madrid y, al principio, no sabíamos muy bien dónde estábamos comparativamente. Vencimos en Zagreb, pero la prueba definitiva llegó con el triunfo en Madrid. Esas dos victorias previas resultaron claves con vistas a la final de Atenas, en la que los derrotamos de nuevo contra todo pronóstico. En aquel tiempo jugábamos partidos psicológicos, intentábamos hacer un poco de daño en el aspecto emocional a los jugadores del Madrid, de ahí las celebraciones exageradas. Buscábamos hundir al rival porque sabíamos que para ganar algo importante tendríamos que enfrentarnos otra vez a ellos. Quizá por eso sobrepasamos en algún momento la línea. Tras esas celebraciones tan emotivas sabíamos que nos habíamos convertido en el enemigo número uno del Madrid, especialmente mi hermano. ¿Que se pasaba el balón entre las piernas y decía ‘hala Madrid, hala Madrid’? Sí, lo recuerdo. En el pabellón blanco Drazen jugó de una manera extraordinaria, se lo hizo pasar muy mal a Iturriaga, Del Corral…”.

La leyenda croata ganó dos Copas de Europa y luego no volvió a participar, la normativa de entonces, en la que solo se daba acceso al campeón de cada país, se lo impidió: “De no haber existido esa restricción, creo que hubiera sido posible que levantáramos tres o cuatro Copas de Europa seguidas. En el tercer y definitivo partido de la final yugoslava de 1986, el Zadar nos batió en casa 110111 y no pudimos defender el título continental. Creo, sinceramente, que en ese tercer año alcanzamos nuestro nivel más alto, pero no pudimos participar. Un golpe durísimo, aunque ganamos la Recopa al Scavolini de Pésaro, que me fichó después de la final”. Drazen y Aleksandar formaron durante tres temporadas una pareja diabólica, los Petrovic: “Yo era el base y mi hermano lo que hoy se llama un combo que atacaba mucho con el balón. Lo más importante es que leíamos muy bien la defensa contraria y si, después de su primera carga, seguían en uno contra uno, Drazen destrozaba al adversario. Y si llegaba una ayuda, pasaba rápido el balón. Venía de la escuela yugoslava en la que los bases dominaban los fundamentos y no ejecutaban sistemas, sino que habíamos aprendido a leer cada situación en el campo. Esa fue nuestra enorme ventaja, especialmente la de Drazen”.

Aquellos cuatro años de ensueño en la Cibona se terminaron; Petrovic perseguía nuevos desafíos, así que fichó por el Real Madrid en otoño de 1986 conociendo de antemano que no aterrizaría hasta octubre de 1988, después de los Juegos de Seúl. Aza y Drazen volverían a verse las caras como adversarios: “Yo acababa de regresar a la Cibona y nos cruzamos en dos partidos, en las semifinales de la Recopa, y le pedí al entrenador defenderlo… Drazen me masacró, nos masacró a todos en ambos encuentros de una manera impactante (38 puntos en Zagreb y 47 en la vuelta

JUGADORES
Marc Gasol
Jorge Garbajosa 
Wayne Brabender 
Betty Cebrián 
Marina Ferragut

CONTRIBUIDORES
Antoni Daimiel

INTERNACIONAL
Audie Norris

ENTRENADORES 
Moncho Monsalve

ÁRBITRO
Pilar Landeira

‘IN MEMORIAM’
Drazen Petrovic
PREMIO ESPECIAL Selección Sub-19 2023

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