LA RE-REFUNDACION - SELECCION ARGENOTTINA
Menotti puso su semilla para la tercera estrella en Qatar: bancó a Scaloni cuando pocos creían... Su charla con Tapia, su afecto por Aimar y sus consejos.
6 May 2024 - Olé
HERNÁN CLAUS - hclaus@ ole.com.ar
“SE NOS FUE UN MAESTRO.
GRACIAS POR ESAS CHARLAS ENTRAÑABLES”.
“Hasta siempre Flaco querido”
- Lionel Scaloni
“NOS DEJÓ UNO DE LOS GRANDES DE NUESTRO FÚTBOL”.
- Lionel Messi su adiós a César
El legado con hitos como el Huracán del 73 y el primer título del mundo en 1978, pasando por la influencia que tuvo en centenares de jugadores y en varias instituciones, ya estaba escrito en el libro de César Luis. Nadie puede dudar de lo que significó para la historia del fútbol argentino.
Pero hubo una intuición, un consejo, un gesto sabio y menos conocido, de sus últimos años, que también marca la grandeza del Flaco: César puso la semilla para la tercera estrella de la Selección Argentina en Qatar, cuando a nadie se le ocurría llamar Scaloneta al equipo que dirigía Scaloni.
Cuando comenzó el ciclo de Lionel en la Selección lo hizo como interino primero y luego con contrato a muy corto plazo: el DT campeón en el 2022 rendía examen a cada rato, hasta que Chiqui Tapia decidió tener una charla más con Menotti. Fue post Copa América 2019, aquella que Argentina terminó tercera en Brasil, aquella en la que Messi sacó a pasear su lado más maradoniano y se peleó con la Conmebol. Eran tiempos de reconstrucción, pocos veían con claridad el futuro. Pero Menotti, desde su función de director de Selecciones Nacionales, intuía que algo grande se estaba gestando.
Hace menos de un año, en el Summit de Olé, el propio Chiqui Tapia recordó esa charla y le puso contexto: “A mí en ese momento, obvio, una sola persona fue la que me dijo que tenía que ser el Gringo el técnico y que tenía que tener contrato hasta el Mundial, que no podíamos ir dándole de a partidos o de a competencias porque necesitábamos iniciar un proyecto, Fue Menotti el primero que me dijo, él tiene que ser... ¿Vos estás convencido? Sí. Bueno, tiene que ser el técnico de acá hasta el Mundial, hasta que finalice el Mundial, sea cual sea el resultado”.
Esa confirmación le dio espalda a Scaloni para seguir tomando decisiones importantes. Un técnico que había arrancado una renovación muy profunda, que les dio espacio a muchos jóvenes y que luego fue llamando a los diferentes históricos (Messi, Di María, Agüero y Otamendi) para convencerlos de que había un plan. El DT de la Mayor tenía un respaldo grande de
CON SCALONI Y TAPIA.
DIO UNA MANO GRANDE.
Tapia, pero también de Menotti, con quien compartió varias charlas en Ezeiza. Aunque la afinidad más importante siempre la tuvieron Pablo Aimar, ayudante de Scaloni, y el Flaco. Había una devoción mutua... “Está bien acompañado, rodeado de jóvenes entrenadores con experiencia en la Selección, enamorados del juego”, dijo el Flaco, allá por mayo del 2020, cuando la Argentina aún seguía con la sequía de títulos. A Menotti siempre le gustó cómo estuvo rodeado Scaloni por Aimar, sobre todo, pero también con Ayala, Samuel y Martín Tocalli, con los que tenía charlas. “Yo le pedí al presidente de la AFA que lo dejara a Scaloni hasta que terminaran las Eliminatorias”, había expresado entonces Menotti. La pandemia trastocó la periodicidad en la que el Flaco iba al predio de Ezeiza. Y luego también sus problemas de salud, pero siempre estuvo en contacto con Tapia y con el cuerpo técnico de la Scaloneta. Nunca sacó pecho del título en Qatar, pero claro que fue importante. Fue más que eso: como siempre, en cada paso de su historia, fue fundacional.
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Cuándo y por qué empezó a fumar, por qué usaba el pelo largo y lo que le dijo Jorge Luis Borges...
Si algo acompañó a Menotti en gran parte de su vida eso fue el pucho. Empezó a fumar, llamativamente, cuando su padre, Antonio, fumador empedernido, falleció de cáncer de pulmón. Era septiembre del 55. El Flaco, hijo único, tenía 16 años y estudiaba, de noche, en el industrial N°4 de Rosario. “Empecé a fumar ahí para hacerme el hombre”, contó.
Otra de sus marcas registradas era el pelo largo. “Nunca fui a la peluquería -le dijo a El Gráfico-, me lo corto yo mismo. Me lo empecé a dejar largo en Huracán. Un día dije: ‘No me lo corto hasta que no perdamos’. Y estuvimos como diez partidos invictos, así que empezó por un chiste”.
Militante del Partido Comunista, bohemio, tanguero (su ringtone del celu era un tango), alguna vez fue a la casa de Jorge Luis Borges. “Usted debe ser muy famoso -le dijo el célebre escritor-. Es la primera vez que mi empleada me pide un autógrafo de alguien que me visita”. El Flaco le pidió permiso para fumar... “Fume tranquilo. Si no es el cigarrillo lo que hace mal: son las conversaciones imbéciles”.
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