ADIÓS, JOHAN II

Neeskens, uno de los jugadores del Barça más queridos, falleció inesperadamente a los 73 años → Se le recordará como el holandés eterno de las tobilleras blancas, la melena y las patillas

Pese a un palmarés corto, dejó huella en sus cinco temporadas

8 Oct 2024 - Mundo Deportivo (Barcelona)
Joan Poquí

La KNVB (Federación Holandesa de Fútbol) anunció ayer el fallecimiento a los 73 años de Johan Neeskens (Heemstede, 1951) en Argelia, donde se hallaba participando en unas sesiones técnicas de la propia KNVB. El domingo comenzó a sentirse indispuesto y ya no se recuperó. Neeskens es una leyenda del Ajax, equipo en el que ganó tres veces la Copa de Europa; de la selección neerlandesa, con la que participó en las finales de dos Mundiales, consiguiendo un gol en la perdida ante Alemania (2-1); y del Barcelona, donde dejó una profunda huella entre los aficionados pese a que en sus cinco temporadas solamente ganó una Copa del Rey y una Recopa.

Pero esa Recopa de Basilea, primer título europeo moderno del club, es inolvidable y supuso la mayor celebración barcelonista de la historia, así como el primer desplazamiento europeo masivo. Su espíritu de lucha incansable, su melena y sus patillas y sus icónicas tobilleras blancas por encima de las medias, así como su camiseta, siempre por fuera del pantalón, hicieron de su estampa todo un símbolo de los setenta. Pese a su estancia relativamente breve, era impensable imaginar un Barça sin Neeskens en los últimos años de aquella década.

Neeskens regresó al club de sus amores para ejercer de ayudante de Frank Rijkaard entre 2006 y 2008, siendo la única vez que volvió a vincularse profesionalmente con el Barça tras su marcha, en 1979, aunque en 2003 había sido tanteado por la precandidatura del grupo ‘Un crit valent’ como entrenador. La noticia de su fallecimiento dejó ayer en estado de ‘shock’ al mundo del fútbol, particularmente en Países Bajos y en Barcelona. Uno de los hijos de Johan, John Neeskens, juega actualmente en el Europa.

Centrocampista goleador y de gran despliegue físico pero no exento de técnica que antes de probar en el fútbol había hecho sus pinitos en otros deportes, como el béisbol, llegó al Barcelona de la mano de Johan Cruyff, quien lo pidió expresamente para dotar de fuerza al centro del campo del equipo de Michels, con quien ambos habían coincidió en el Ajax y en la selección holandesa. Así, Cruyff pasó a ser Johan I y Neeskens, Johan II. Con Rinus, formaron el primer ‘clan holandés’.

Otro fichaje imposible

El fichaje de Neeskens por el Barça fue, en el verano de 1974, casi tan dificultoso como el de Cruyff un año antes. Johan II tuvo que recurrir al Tribunal de Arbitraje de la KNVB para que el Ajax accediese a su traspaso por 45 millones de pesetas, 270.000 euros de la época. La primera temporada fue difícil, puesto que su llegada supuso que ocupase la plaza de extranjero que hasta aquel momento era de Hugo Cholo Sotil, pero a partir de la segunda Neeskens fue el corazón del equipo.

Tras dejar el Barcelona, en una decisión de club incomprendida por la afición, jugó en el Cosmos de Nueva York, el Groningen, Minnesota, Fort Lauderdale y finalmente en dos clubs suizos, el Baar y el Zug, antes de ejercer como entrenador en estos dos clubs y pasar a ser asistente de Rijkaard en la selección holandesa. Después entrenó al NEC Nimega antes de una breve etapa de ‘segundo’ de Hiddink en Australia y de ayudante de Rijkaard en su vuelta al Camp Nou, antes de un periplo final por varios destinos.

Por siempre permanecerá en la memoria del barcelonismo como Johan II, un mito eterno.

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FOTO: MD Neeskens, junto a Gallego, 
saludan al Camp Nou que tanto los vitoreó

El grito de guerra que coreó el Camp Nou


Xavier Muñoz

Su nombre sirvió durante años para que el culé pidiera más del equipo

Azulgrana de 1974 a 1979, lloró en Sant Jaume en el festejo de la Recopa de Basilea

La muerte de Johan Neeskens (1951-2024) deja un gran vacío entre los aficionados más veteranos al fútbol, entre ellos los del FC Barcelona. Leyenda del gran Ajax tricampeón de Europa de los 70, de la ‘naranja mecánica’ que fue subcampeón mundial en 1974 y 1978 y un jugador muy querido en el Barça de la misma década, su nombre fue coreado por la grada del Camp Nou muchos años después de que hubiera dejado el club, normalmente cuando los hinchas le pedían más fervor guerrero al equipo y también como protesta por alguna decisión institucional.

Sus lágrimas en el balcón de la Generalitat, en plena celebración del título de la Recopa de 1979 en Basilea, cuando ya sabía que no iba a continuar en la plantilla, son historia viva del club. Aquel día lanzó su corbata azulgrana a la entregada ‘platea’. Toda la Plaça de Sant Jaume, repleta de culés, coreó el nombre de “¡Neeskens! ¡Neeskens!”, lo que motivó la emotiva reacción de un centrocampista todoterreno que llegó al club tras la conquista de la Liga de 1974, para volver a jugar al lado de Johan Cruyff, el genio, como en el Ajax y en la selección ‘oranje’. En una época en la que la normativa sólo permitía la alineación de dos futbolistas extranjeros, la llegada de Neeskens motivó el cambio de ficha por otro ídolo de la afición, el peruano Hugo ‘Cholo’ Sotil, que había ganado la Liga del 0-5 en Madrid junto a Cruyff y que esperó demasiado tiempo la validación como jugador alineable en condición de oriundo, lo que le llevó al declive.

Neeskens, 49 veces internacional por Holanda, marcó el único gol de la selección holandesa en la mítica final de Múnich ante la Alemania de Franz Beckenbauer y Gerd Muller, que acabó ganando aquel Mundial recordado por el gran fútbol de la ‘naranja mecánica’, entrenada por Rinus Michels, a su vez también su entrenador en Barcelona. Neeskens marcó al minuto de la final un penalti cometido por Vogts a Cruyff. Con su famoso disparo duro y por el centro, aquel centrocampista de las medias tobilleras y patillas generosas batió a otro mito de la época, Sepp Maier.

Jugador del Barça entre 1974 y 1979, Neeskens ganó la Copa del Rey de 1978 y la Recopa de 1979, pero su huella fue mucho más profunda que sus títulos. Neeskens fue titular en la legendaria final de Basilea ante el Fortuna de Düsseldorf, que el Barça ganó en la prórroga.


El centrocampista prosiguió su carrera en el Cosmos de Estados Unidos y en Suiza. Como técnico ejerció por un tiempo como ayudante de Frank Rijkaard en el banquillo culé.

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El jugador más querido

Santi Nolla @SantiNollaMD

Johan Neeskens fue en su época el jugador más querido por la afición del FC Barcelona. Su permanente entrega, su carácter, su solidaridad, con esas tobilleras por fuera de las medias que le caracterizaban, acabó por robar el corazón de la gent blaugrana que veía en él al profesional que derrochaba esfuerzo de forma incansable. El público del Camp Nou coreó su nombre en muchas ocasiones. Como jugador, en aquella etapa, fue más querido que Johan Cruyff .El ‘flaco’ era admirado y posteriormente como entrenador elevó su carisma barcelonista, pero en la grada el nombre que se escuchaba era el de Neeskens.

RESULTÓ EVIDENTE QUE CRUYFF INFLUYÓ EN su fichaje. Su incorporación fue sensacional, pero llevó al ostracismo a Sotil ,el extraordinario futbolista peruano que por la legislación de la época no cabía en el equipo si estaba Johan II. Ya tenía a Johan I y la directiva de la época, presidida por Agustí Montal, prefirió la fuerza de Neeskens a la magia de Hugo Cholo. Se venía de haber conquistado la sensacional Liga del 74, la del 0-5, y de alguna forma se relegó el talento por el físico. Neeskens jugó cinco temporadas con el Barça y fue quien introdujo o sublimó el tackle (robo de balón lanzándose al suelo) en el Camp Nou, incomprendido muchas veces por los árbitros. Su última época, al conocer que dejaba el club (se fichó a Simonsen) fue la peor de su paso por el FC Barcelona, con problemas personales añadidos. Su nombre, coreado en la plaça Sant Jaume tras la victoria de Basilea, fue un reconocimiento a su entrega.

ESE GRAN CARIÑO TAMBIÉN FUE UTILIZADO por parte de la oposición a Núñez (había salido elegido en 1978) como un cántico anti. La decisión de prescindir de él ya se había tomado antes de la emotiva final de Basilea. No lo quería Lucien Muller, el entrenador que fue despedido a mitad de temporada. Así, el espléndido triunfo en la Recopa (con Rifé en el banquillo) tuvo también su parte amarga aprovechada por el grupo contrario a Núñez para disminuir el impacto del éxito. Con el tiempo lo que ha quedado es su extraordinario esfuerzo y su entrega, como ejemplo de lo que el barcelonista pedía a sus futbolistas.

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