La pelea Menotti-Bilardo: de llevarse bien a la mayor antinomia del fútbol


Los dos fueron campeones del mundo con la selección y tenían charlas productivas y apasionadas sobre el juego, pero surgieron discrepancias que, con los años, finalizaron en un distanciamiento definitivo

Christian Leblebidjian
6 May 2024 - LA NACION

Quedará, de por vida, la intriga de qué hubiera sucedido si Carlos Bilardo y César Luis Menotti hubieran limado sus diferencias a tiempo. Si el fútbol argentino no los hubiera aprovechado de otra manera, más enfocados en cómo uno y otro podrían complementarse en lugar de poner el foco en sus diferencias, que llegaron a traspasar el ámbito del fútbol a ser directamente una cuestión personal. De piel. Lo cierto es que dos de los tres entrenadores campeones del mundo con la selección argentina tuvieron una carrera marcada por las divisiones y las críticas mutuas, potenciadas muchas veces desde los entornos y los juegos periodísticos.ArchivoCésar Luis Menotti y Carlos Bilardo, entrenadores jóvenes que hablaban de fútbol

Una vez sumergidos en la vorágine, ya ninguno buscó recomponer la situación. O, quizás, las cosas habían llegado demasiado lejos y no había vuelta atrás. Lo cierto es que no siempre se llevaron mal. Al contrario. Hubo, en algún tiempo, elogios de un lado y del otro. Hasta Menotti lo llamaba a Bilardo “Narigón”. Y Bilardo agradecía públicamente algún consejo que le daba Menotti. Claro, pero esa cuerda en un momento se rompió. ¿Cuándo se pelearon? ¿Qué pasó realmente? ¿Por qué dos entrenadores que se respetaban terminaron generando la mayor antinomia en la historia del fútbol argentino?

‘Bilardo, “colaborador” de Menotti’ fue el título de un recuadro publicado por la Revista El Gráfico el 23 de marzo de 1982. Y el texto empezaba con una frase de Menotti: “Todavía no hablé con Carlos Bilardo, pero estoy seguro de que el Narigón va a decir que sí. Me gustaría que la selección practique en Tortuguitas con Estudiantes, a puertas cerradas. Ellos juegan con líbero y stopper y nos puede venir bien como entrenamiento. Pienso que no va a haber ningún problema porque Bilardo siempre colaboró con la selección”.

El 18 de julio de 1982, en una entrevista con la nacion, le preguntaron a Bilardo: “¿No desgasta arrastrar siempre el papel de ogro?”. Y el Doctor respondió: “A veces cansa, pero no desgasta, porque yo vivo mi auténtica imagen para adentro. Yo me enojaba por ese rótulo que me colgaron desde aquel extraordinario Estudiantes de Zubeldía, quería explicarle a todo el mundo el funcionamiento y las cosas buenas de nuestro equipo, pero no había nada que hacer. Hasta que un día, el Flaco Menotti me aconsejó: ‘Vos sos un tonto; le decís a todo el mundo lo que pensás, tenés que decir lo que la gente quiere escuchar’”.

Octubre de 1976, en el barrio de Palermo, Güemes 4426, piso 11, departamento A. Carlos Biarldo y su esposa Gloria; César Menotti y Graciela. Los dos matrimonios invitados a cenar en la casa de Roberto Saporiti y su señora Liliana. Bilardo y Menotti bajo el mismo techo. Compartieron más de siete horas, sin escándalos ni chicanas. Bilardo era el entrenador de Estudiantes y Menotti llevaba casi dos docenas de partidos en la selección argentina.

Saporiti era íntimo de Bilardo: muchas veces hasta había compartido la habitación con Carlos y con Jorge, el hermano del futuro doctor, en la vieja casa familiar de los Bilardo, en Gavilán y Juan B. Justo. “Empezaron a debatir con mucha altura. Se cuestionaban cosas... Nosotros le preguntábamos a Carlos, ‘¿por qué la marca personal?’ Le decíamos que el fútbol iba a evolucionar hacia un lugar con más dinámica y movilidad, pero en todo momento, César y el ‘Narigón’, discutieron con un profundo respeto. Debatimos también sobre el fútbol internacional. Recuerdo como si fuera hoy que el ‘Flaco’ hacía mucho hincapié en la organización, en la necesidad de un calendario internacional, en la necesidad de siempre jugar y probarse contra las grandes selecciones...”, relató Saporiti en una nota publicada por en mayo de 2019. la nacion

El 8 de marzo de 1983, en el Hotel Arena de Barcelona, se dio la última charla entre ambos. Nadie estuvo en la reunión. Y ellos nunca se animaron a contar detalles del encuentro. “Yo, de Menotti no voy a hablar…”, le respondió Bilardo a la revista Gente el 17 de marzo de ese mismo año.

– Pero habló con Menotti…
– Sí.
– ¿De qué hablaron?
– De fútbol
– ¿Menotti y Bilardo son iguales?
–El fútbol se juega para ganar ¿O no? El espectáculo es para el cine, para el teatro. El fútbol es otra cosa.

El que habló de esa charla fue Menotti, en declaraciones al diario Clarín: “Se interesó por saber cosas de algunos jugadores de la selección, quería saber cómo era Tarantini. Me interesa que Bilardo tenga suerte en su trabajo por el bien de todos”. Primer foco de conflicto: a Bilardo no le gustó que Menotti diera detalles de lo conversado entre cuatro paredes.

Diferencias filosóficas. “Si Huracán gana 1-0 y juega mal, yo salgo amargado de la cancha porque no veo futuro. Se depende del resultado, sí, pero no del halago momentáneo. Si a mí me dicen ‘ustedes ganan pero juegan un desastre’ yo viviría dudando porque no sabría cuánto puede durar eso. Estudiantes llegó a campeón del mundo, pero al respecto se me ocurre lo del tipo que tiene cuatro laburos, no duerme, come mal y a la larga se encuentra con unos pesos guardados. Estudiantes se pasaba 50 días concentrado, hizo sacrificios, lo suyo es admirable. Lo respeto como obra y como resultado, pero en el tren de futuro no me sirve. Quiero otra cosa…”. Frase de Menotti en 1973. Cuatro años habían pasado de aquél hito del equipo de Osvaldo Zubeldía en el que jugaba Bilardo y que había tocado el cielo con las manos ante Manchester United en Old Trafford. Pero el por entonces DT de Huracán (quizás sin darse cuenta) arrancaba con unas diferencias que perseguirían a ambos de por vida.

Un chispazo. El 1° de marzo de 1983, Bilardo fue presentado como nuevo DT de la Argentina. “Estoy de acuerdo con su elección, pero no comparto sus posiciones ideológicas”, dijo César. Y Carlos le respondió: “Yo hablé con él muy pocas veces. Tres o cuatro, y siempre de fútbol, nunca de política. Me parece difícil que Menotti haya dicho eso porque no sabe qué pienso o qué camiseta tengo puesta. Si me preguntan por Menotti tengo que decir que no sé de él… ni me importa”.

Menotti criticó decisiones de Bilardo de arranque: “Me sorprendió lo que pasó en Toulon. Bilardo declaró que conoció a los jugadores en el avión y eso es dar una ventaja tremenda. Hubiera sido preferible no ir, porque perder con una selección de Europa es duro. Si perdés acá no pasa nada, se enteran muy pocos. Pero perder con el Valladolid es distinto”, le dijo César en julio de 1983 a Clarín. Y ahí Bilardo enfureció.

“No me gusta que técnicos y jugadores opinen sobre el trabajo que se está realizando. Además, esto es producto de la desorganización del cuerpo técnico anterior. Cuando asumí en la selección nacional, lo único que encontré fue un escritorio y una silla. No había carpeta de jugadores, no había calendario internacional, no había contactos, no había nada…”, contraatacó Bilardo y siguió: “¿Cómo dicen ahora que la derrota con Valladolid significa perder prestigio? ¿Qué prestigio? A partir del 78 se empezó a perder todo. El Mundialito de Montevideo, el Mundial juvenil de Australia; en Toulon 79 el equipo salió quinto y haciendo un papelón; y por último el fracaso del Mundial 82… Es muy lindo hablar de fútbol y después hacer todo lo contrario”. Ahora sí, segundos afuera…

La previa del Mundial 86, un momento complicado. Bilardo no la pasaba bien, recibía muchas críticas y estaba obsesionado con armar un muy buen equipo que sea protagonista y gane y, al mismo tiempo, mejorar (según él) en todo sentido la imagen de la selección argentina en España 82. El 29 de abril de 1986, El Gráfico le preguntó: Carlos, ¿vos dijiste que íbamos a este Mundial a borrar la imagen del último? “Sí, en el 82 fracasamos y tenemos que cambiar esa imagen. Fracasamos futbolística y disciplinariamente porque el técnico tiene que ser el ejemplo y no fue así…

– ¿De qué acusás a Menotti?
– Él dijo que era cobarde y enano mental porque denuncié que había algo contra mí… Bueno, enano mental no, porque eso existió… Y de cobarde… si a mí me toca perder, voy a venir al frente del equipo, voy a poner la cara. No como…

Tras la conquista de México 86, Menotti se mantuvo en su postura: “Con él hay diferencias ideológicas, conceptuales y hasta éticas. Cada uno es lo que es. Un campeonato no modifica lo que es Bilardo ni lo que soy yo…”. Obvio que las diferencias se profundizaron: “Rabanito no tiene trabajo y vive de Bilardo”; “El nuestro es el fútbol del futuro”; “Mirá si seremos buenos que ganamos con los de la vereda de enfrente. Valdano habla como Menotti, pero se hizo famoso conmigo”. Del otro lado, se escuchaba: “Bilardo ve el fútbol de espalda”; “Un técnico moderno puede ser un perfecto imbécil”.

En 2016, tras cumplirse 30 años del título de la selección de Bilardo en México 86, entrevistó a la nacion Menotti. Y se le preguntó sobre aquella selección. “Era un buen equipo, buenos jugadores, no era Maradona solo. Tenía algunos tipos muy especiales, de mucha personalidad, caso Batista, Valdano. Daniel [Passarella] también en su formación”.

Hubo momentos en los que parecían haber formalizado un pacto de no agresión, pero luego volvían a criticarse. El 13 de enero de 1994, Bilardo salió al aire por radio La Red, y le preguntaron por su relación futbolística con Mar del Plata, ciudad en donde el Boca dirigido por Menotti estaba haciendo la pretemporada. Pero además había una puja por el fútbol de la Ciudad Feliz, en donde competían con proyectos para llevar a Mar del Plata al fútbol grande. El Doctor empezó: “Si el fútbol de Mar del Plata quiere hacer algo, tiene que trabajar desde abajo. Pero ahora resulta que viene un paracaidista de afuera y quiere hacer algo en un mes. No me extraña, es gente que viene de México mintiendo; de acá de Uruguay, de Peñarol, mintiendo, y van a seguir igual, con el mismo cuento. Es una lástima que haya caído Mar del Plata en esto”. Y un simple disparador podía llevar a diferencias insalvables.

– Te estás refiriendo a Menotti.
– Yo de ‘Rabanito’ no opino, no quiero opinar. Es un tema de él, cada uno puede aportar lo que quiera.
– Está condenado a enfrentarse con Menotti. ¿Por qué no pueden convivir los dos proyectos?
– No se puede, porque yo no me puedo sentar con una persona que hizo tanto mal…
– ¿Qué mal le hizo Menotti?
– Uhhhh, lee los diarios de hace diez años hasta la actualidad: era una puñalada tras otra. No puñalada, eran golpes tipo bazuca… ¡Me hizo mucho mal! No. Yo no puedo compartir nada con un tipo que me hizo de todo, que me alteró el trabajo, que me quiso matar… no.

Menotti le contestó desde Mar del Plata sin guardarse nada, con tonos también durìsimos: "Bilardo, pobrecito, me da làstima. Dice una tonterìa total justamente él, que vino a Mar del Plata a buscar trabajo, a prometer pavadas. Este tipo de manifestaciones no me sorprenden: es uno de los reyes de la incoherencia en este mundo. Lo que dice en esta tan absurdo que no tiene ningùn peso". Y siguiò: "Ahora nombra a Colombia como ejemplo. Colombia lo mejor que hizo fue elegir el camino de la eficacia a través de la belleza, algo que Bilardo rechazò de plano toda la vida. Porque si no vamos a leer, a presentar las notas desde hace 30 anos. Estas inchoerencias son tipicas de un paranoico que dice cualquier cosa, que nunca pudo terminar una frase. Yo lo unico que le agradezco al futbol es que otra vez haya dado musestras de su generosidad y lo sacò de la medicina. Porque no quiero imaginar un diagnostico hecho por él. Por eso, el futbol es savio".

En 1996, el fùtbol los volviò a juntar, pero como adversarios. Uno en el banco de Boca (Bilardo) y otro en el de Independiente (Menotti). El 3 de noviembre, en la Bombonera, festejò el visitante 1-0 con gol de Panchito Guerrero. En la previa del clàsico, la conferencia de prensa del Doctor dejò las cosas clara en quando a la relaciòn entre ambos.

- ¿De qué duelo me hablan? Acà van a jugar Boca e Independiente. 
- Enfrente estarà Menotti.
-¿Y... qué hay con eso?
-Que toda la vida se ctriticaron, se lanzaron misiles.
-Yo nunca tiré misiles. Siempre contesté, jamas la empecé.
-Pensemos una utopìa: ?si Menotti lo saluda, usted le extiende la mano?
-No, no, no... Acà pasaron cosas muy feas, declaraciones fuertes, ataques terribles... No se puede pensar en eso. Yo debo concentrarme en còmo debe hacer mi equipo para ganar.

Menotti fue màs cauto: "De Bilardo no hablo. Por màs vueltas que le den, no hablo. Hay periodistas por todos lados y siempre preguntan por Boca y Bilardo. Ya me cansé, la voy a cortar. ¿A quién le importa a esto? Es màas importante la disputa Menem-Cavallo o Chacho Alvarez-Duhalde que la de Menotti-Bilardo".

Tras el partido, Menotti estaba feliz. "Tenìamos que ganar y ganamos. En esta fecha, todos los que pelean por un lugar importante se llevaron una victoria. A nosotros no nos quedaba otra alternativa. !Y por supuesto que estamos contentos!" y agregò: "Manejamos bien la pelota, mejor que Boca. En general, tuvimos el control del juego. Me voy satisfecho con mis jugadores. A ellos les agradezco lo que hicieron. Porque està muy claro que nosotros, los técnicos, tenemos muy poquito que ver en la actuaciòn de un equipo..."

Mucho antes de que el fixture deparara el nuevo enfrentamiento. Menotti habìa tirado una frase de su filosofia: "Que Bilardo y yo dirijamos acà, para lo ùnico que sirve es para multiplicar el conventillo. Me calienta que cada vez se hable menos del fùtbol-juego. Esto que pasa es un reflejo de la sociedad argentina. Los medios venden con los éxitos y los fracasos. Y la sociedad espera anàlisis, pero también consume la ametrallan todos los dìas. Igual, hay gente a la que no le pueden robar nada. A Norma Aleandro, por ejemplo, no le van a robar las cosas que le interesan. !Ni las presta! Pero hay muchos tipos, en el fùtbol y fuera de él, que no se dejan robar las cosas: valores, sensibilidad...". 

Bilardo y Menotti. Menotti y Bilardo. Dos entrenadores ùnicos al que sus diferencias, futbolisticas e ideològicas, los llevaron a lìmites irreconciliables.

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